Podemos mencionar algunos de los principios básicos de los interaccionistas simbólicos como: los seres humanos somos por naturaleza seres pensantes a diferencia de los animales inferiores, gracias a la interacción social que tengamos vamos a ir moldeando nuestra capacidad de pensamiento, así es como durante la interacción social vamos aprendiendo los significados y símbolos que nos permitirán ejercer la capacidad de pensar, por eso por medio de los significados y los símbolos nos permitirán actuar e interactuar de una manera particular, pero nosotros como seres pensantes podemos modificar los significados y símbolos dependiendo de su comprensión, decidimos la manera de actuar e interactuar con nuestro entorno ya sea con ventajas o desventajas.
La idea de que los seres humanos tenemos la capacidad de pensar constituye una de las principales contribuciones de los primeros interaccionistas simbólicos. La facultad de pensamiento capacita al sujeto para actuar de una manera reflexiva y se configura y refina mediante el proceso de la interacción social llamada socialización. Éste proceso de socialización se desarrolla desde la infancia hasta ser adultos, para los interaccionistas la socialización no es un proceso unidireccional en donde el actor solo recibe información, sino que es más dinámico en el que el actor da forma y adapta la información a sus propias necesidades.
La importancia del pensamiento en los interaccionistas se refleja en la concepción de los objetos, podemos distinguir tres tipos de objetos: objetos físicos como la silla o un árbol, los objetos sociales como un padre o una hermana, y objetos abstractos como una idea o los valores. Entonces los objetos están en todos lados en el mundo real pero lo único que importa es el modo en que los actores los definen. Entonces a un mismo objeto se le designa varios significados dependiendo del punto de vista del actor por eso tenemos ideas diferentes.
Las personas tenemos la capacidad de hacer elecciones independientes y particulares entre las acciones por lo que se le atribuye al actor cierta autonomía desarrollando una vida singular y un estilo propio.